viernes, 25 de junio de 2010

Asi fue el Repliegue segun Pablo Emilio Barreto

¿Por qué y cómo fue el Repliegue a Masaya?
Por: La Nueva Radio Ya
30 de junio de 2007 | 13:42:12 |
Comandante Guerrillero William Ramirez organizando las milicias. Comandante Guerrillero William Ramirez organizando las milicias. Aumentar

Habían pasado 17 días de heroicos combates en los Barrios Orientales de Managua contra la guardia genocida del somocismo, se habían registrado ya los Repliegues a la Hacienda El Vapor, el de Ciudad Sandino a San Andrés de La Palanca y a Mateare, la Insurrección de los Barrios Occidentales y en particular en San Judas, la banda de asesinos de la guardia genocida del somocismo ejecutó las masacres de Batahola, Kilocho, El Paraisito y la Colina 110, cuando se produjo el Repliegue Táctico a Masaya el 27 de junio en la noche

Pablo E. Barreto Pérez
La Insurrección Final contra la tiranía en San Judas se produjo el ocho de junio. En los Barrios Orientales de Managua, concretamente en Bello Horizonte, la Insurrección comenzó el nueve de junio a las diez de la noche con el grito prolongado de ¡!Patria Libre o Morir, Patria o Muerte, Venceremos¡¡

En Monseñor Lezcano, Santa Ana, Acahualinca, Altagracia, Linda Vista, Cuba y otros vecindarios, el tableteo de metralla contra la guardia se inició el diez de junio. En estos dos sectores de Managua encabezaban la lucha armada Gabriel Cardenal Caldera, Eduardo "el Chele" Cuadra, René Cisneros, Pedro Meza, Adrián Meza Soza, Víctor Romero, Genie Soto y Danilo Serrano, entre otros.

Al producirse las masacres genocidas de Batahola y Kilocho y el Repliegue al Vapor, la Insurrección de los Barrios Occidentales, quedó prácticamente desarticulada, debido a que faltaban armas de guerra y municiones.

Las fuerzas combativas fueron reorientadas hacia el Sector Oriental de Managua, o tomaron rumbo hacia El Crucero, Mateare y Nagarote.

Durante el día 27 de junio de 1979, mientras tanto, el Estado Mayor del Frente Interno, encabezado por los Comandantes Carlos Núñez Téllez, Joaquín Cuadra Lacayo y William Ramírez Solórzano (fallecido recientemente), mandó a explicar a Combatientes Populares, a Colaboradores y población del Sector Oriental, involucrada en la Insurrección Final de Managua, en absoluto sigilo, que esa misma noche se produciría el célebre Repliegue Táctico de Managua a Masaya.

La explicación sigilosa, por parte de los cuadros revolucionarios, guerrilleros y Combatientes Populares más confiables, indicaba que faltaban armas de guerra y municiones, que la Insurrección Final ya había cumplido sus objetivos de desgastar militarmente a la tiranía somocista en la Capital, que debían salvarse las fuerzas combativas de Managua y que era indispensable fortalecer el Frente Oriental Carlos Roberto Huembes Ramírez, con la finalidad de liberar también ciudades como Granada, fortalecer la liberación de Masaya y sus poblaciones aledañas y encaminarse a asaltar los comandos de la guardia genocida en Masatepe, Diriamba, Jinotepe, etc.

A centenares de combatientes populares y Colaboradores del FSLN no les gustaba la idea del Repliegue a Masaya, porque consideraban que la guardia genocida del somocismo haría una verdadera carnicería en los Barrios Orientales y Suroccidentales de Managua, donde decenas de miles se habían insurreccionado para propiciar el derrumbe y demolición definitiva del aparato opresor de la dictadura somocista o "Estirpe Sangrienta", fundada, entrenada, educada y financiada por el gobierno criminal de Estados Unidos desde en 1927, cuando el traidor José María "Chema" Moncada firmó con el coronel Stimpson el infame "Pacto del Espino Negro", en Tipitapa.

Gracias a ese "Pacto del Espino Negro" y la organización de la Guardia Nacional, Somoza García y su pandilla de asesinos y torturadores, poco después asesinaron a Sandino y a casi todos los miembros del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.

A estos Combatientes Populares no les gustaba la idea, pero la realidad era aplastante después del prolongadísimo combate con la guardia en el Barrio El Paraisito, donde se le propinó una derrota militar extraordinaria a la soldadesca criminal del somocismo, aunque habían caído más de 40 combatiente en este sector de Managua, y a partir de ese momento las balas habían escaseado mucho más.

Un avión clandestino del FSLN que pasó tirando sacos de municiones, de noche, sobre los Barrios El Edén y Costa Rica, en esos días, no había cambiado esa realidad militar en relación al poder de fuego de la guardia genocida del somocismo.

Hubo desconcierto. Estos poderosos argumentos militares y de orden estratégico no convencían totalmente a los Combatientes Populares y sus Colaboradores en los sitios insurreccionados del Oriente de Managua.

En completo sigilo

Sin embargo, el Repliegue a Masaya comenzó a organizarse en el más completo sigilo desde más o menos las diez de la mañana del 27 de junio de 1979, hace 27 años. A mi me visitaron "Venancia" (Isabel González) y "el 101", cuyo nombre no recuerdo ahora. "No podemos dejarte, porque te asesinan", me dijo "Venancia".

Se organizó, de manera rápida y hasta en los más últimos detalles, inclusive sobre cómo se llevarían casi un centenar de heridos que estaban alojados en los Hospitales clandestinos del Instituto Experimental México y Silvia Ferrufino Sobalbarro, ambos ubicados en el Reparto Bello Horizonte, específicamente en las Etapas III y IV, los cuales habían sido sometidos a feroz bombardeo aéreo con tres aviones push and pull, dos helicópteros artillados con bombas de 500 y mil libras, más el lanzar de ráfagas de ametralladoras calibre 50 desde lo que se conoció como "el dundo Ulalio", un avión amarillo, de un solo motor, que al parecer era destinado a fumigaciones de algodón.

Cada combatiente y Colaborador sabía de antemano en qué columna y con qué jefe iría.

Cuando comenzó a caer la noche de ese 27 de junio, a las 6:40 pm., comenzamos a salir en gruesas columnas silenciosas, que parecían "cien pies" resbalándose por los costados de paredes y andenes, bajo los árboles, en la oscuridad, procendentes de los Barrios Santa Rosa, Bello Horizonte, Costa Rica, Villa Progreso, Ducalí, Primero de Mayo, Meneses (hoy Barrio Venezuela), Maestro Gabriel, Salvadorita (hoy Cristian Pérez Leiva), El Edén, Larreynaga, Diez de Junio, El Dorado, Don Bosco, Colonia Colombia, San Cristóbal, María Auxiliadora, Ducualí, El Paraisito,

San José Oriental...!todos hacia la Calle, ubicada de la Clínica Don Bosco hacia el Este¡, es decir, por donde estaba la Gasolinera San Rafael.

Estos momentos de organización y concentración en un solo punto fueron en un silencio tenso, nervioso, en rigurosa clandestinidad, "hablándonos por medio de "señas" y órdenes de "levanten los pies al caminar", "no hagan ruido", "no lleven objetos que brillen", "no fumen, no enciendan fósforos ni focos de manos.."

Uno de los instantes más peligrosos se vivieron en el "puente colgante" (hoy es puente firme) entre Bello Horizonte y el Barrio Meneses (hoy Venezuela), el cual se mecía como una hamaca larga por el peso de los Combatientes Populares que cargaban a más de 100 heridos, ya fuese en camillas, en hamacas de sacos y mecates o en hombros.

El transporte de los heridos fue, precisamente, la complicación más grande que llevábamos al salir de Bello Horizonte, pues no podían ser dejados allí, a su suerte, porque la guardia los hubiera matado a todos.

Seis mil personas en tres columnas

Puestos en la Calle de Don Bosco, unas seis mil personas entre Guerrilleros, Combatientes Populares, Colaboradores y población en general desarmada, incluidos niños y ancianos, en silencio sepulcral, en una noche oscura y con una llovizna leve, después de 17 días de heroicos combates en la zona Oriental de Managua, después de una lucha tensa y silenciosa para organizarlo durante el día, el Repliegue a Masaya fue organizado en tres grandes columnas:

Una delantera, jefeada por Ramón "Nacho" Cabrales; otra, en la retaguardia, conducida por el Comandante Carlos Núñez Téllez (jefe del Estado Mayor del Frente Interno), y la tercera, la del centro, la más grande, enorme, dirigida por los comandantes William Ramírez Solórzano, Joaquín Cuadra Lacayo y Mónica Baltodano Marcenaros, auxiliados éstos al mismo tiempo por jefes guerrilleros como Walter Ferrety, Osvaldo Lacayo y Marcos Somarriba.

Esta organización del Repliegue en tres columnas finalizó casi a las diez de la noche. A esa hora empezamos a salir por la entonces Farmacia González, en el Noreste de la Colonia Nicarao y luego enrumbamos hacia los semáforos de Rubenia, donde había una barricada inmensa que la guardia no había podido derrumbar.

Tomamos el camino viejo a Sabanagrande, escabroso, lleno de troncos erizos como clavos, hoyos, piedras y bívoras como envoltorios de plantas rastreras, y pasamos rosando las "barbas" de la guardia genocida en Baterías Hasbani, donde la GN tenía acantonado casi un batallón de soldados. La fábrica de Baterías Hasbani, propiedad del somocista Luis Hasbani, estaba donde es hoy el Barrio Pablo Ubeda, en la periferia misma del "Reparto René Schick Gutiérrez".

En medio de esas condiciones eran transportados los heridos mencionados, entre los cuales iban un hombre gordo. La circulación de semejante cantidad de gente silenciosa y en rigurosa clandestinidad, era lento, tan lento, que parecía el desplazamiento de una tortuga tora en la playa arenosa.

Después de las doce de la noche estábamos pasando por el famoso "Tanque Rojo" del Reparto Schick, donde hubo un cruce de disparos con "orejas" del sector; se hizo "un alto", y seguimos por unos potreros, cruzando alambrados, machucando serpientes, charcos y púas de alambres, y oyendo los cantos asustados de pocoyos y de las veloces lechuzas que raudas volaban sobre la multitud silenciosa, conspirativa, insegura ante un futuro incierto que le deparaba en las próximas horas, pues todos recordaban la ferocidad sanguinaria de los guardias genocidas del somocismo.

Muchos llevaban consigo maletas pequeñas de ropa, mochillas con un poco de comida, leche en polvo, mucha sed por la caminata nocturna e invadidos por el miedo o pánico de encontrarse repentinamente con la guardia en esos potreros y caminos solitarios, rumbo a Masaya.

La mañanita del 28 nos sorprendió entre matorrales y zacatales, mientras los rayos matutinos del Sol, color de oro, se filtrababan entre las ramas de los árboles y matorrales y se estampaban también en los rostros desconcertados de los replegados capitalinos.

Un poco después de las siete de la mañana se estaba produciendo el primer incidente militar con la guardia cuando ingresábamos a una finca de la Comarca Veracruz, ubicada del Empalme de Ticuantepe varios kilómetros al Norte.

Allí se produjo un combate con una patrulla de genocidas, los cuales portaban una ametralladora calibre 50, instalada en un camión, el que estaba repleto de tiros. El combate, en medio de una arboleda tupida, fue de aproximadamente quince minutos, durante el cual cayeron dos guerrilleros, que se dijo eran originarios de Matagalpa y Jinotega. Los enterramos en la orilla de un árbol de ceibo (ceibón).

En su huida veloz, los guardias dejaron abandonada la ametralladora calibre 50, el camión y varios miles de tiros y paquetes de cigarrillos. Puestos allí, en la finca de Veracruz, fue cuando nos enteramos de que en ese sitio estaba el grueso del Repliegue a Masaya, es decir, la mayor cantidad de gente, compuesta esencialmente por civiles desarmados y Combatientes Populares poco experimentados.

Asimismo, allí quedó establecido que la columna de Ignacio "Nacho" Cabrales posiblemente ya estaba en Masaya, pues habían capturado camiones y camionetas en el Empalme de Ticuantepe, lo cual les había facilitado el viaje a Masaya, adonde llegaron por el "desvío a San Carlos", es decir, no pasaron por "La Barranca" y la fortaleza de "El Coyotepe".

No se sabía nada de la Columna de Retaguardia, jefeada por el Comandante Carlos Núñez Téllez, jefe del Repliegue Táctico de Managua a Masaya.

Descubren el Repliegue

En esa finca fuimos reorganizados por William Ramírez Solórzano en una sola columna, de dos grandes hileras, y se dio la orden de caminar ordenadamente por una encajonada matorralosa y con la instrucción de "vayan cubriéndose" bajo los árboles, para que la guardia no nos descubra", cuando ya íbamos rumbo a ¨Piedra Quemada", mientras unos cargábamos sacos o costales con bombas de contacto, salveques de tiros, pistolas y rifles 22 sin municiones, y un grupo iba hecho cargo de la ametralladora calibre 50.

Era un poco después de las ocho de la mañana cuando íbamos por esa "encajonada".

Aparentemente, la guardia genocida no había descubierto el Repliegue a Masaya a esa hora del 28 de junio. Los aviones de los guardias genocidas somocistas empezaron a sobrevolar el Repliegue un poco después de la nueve de la mañana, lo cual nos obligó a permanecer acostados y sentados entre la maleza y bajo los árboles de tigüilote, guásimos, chilamates,

espinos negros, acetunos, jocotes, jobos, etc., ubicados como dos hileras o alamedas de la encajonada mencionada.

Al parecer, la guardia se convenció de que esta movilización popular militar insurreccional iba en ese rumbo cuando ya eran cerca de las diez de la mañana, pues ya en ese momento comenzaron los aviones a sobrevolar bajitos, rasantes, amenazantes sobre la encajonada, que nos conducía hacia el camino a Piedra Quemada.

Bombardeo infernal y mortal

Fue imposible ocultarnos por mucho tiempo. Teníamos que seguir caminando porque la meta era llegar a Masaya. Cuando entramos a Piedra Quemada, más o menos a las 11 de la mañana, empezó el bombardeo aéreo en lo fino. Eran lanzadas a granel desde tres aviones push and pull y dos helicópteros centenares de rockett y bombas de 500 y mil libras, cuyas explosiones y charneles sobre casas y columnas de seres humanos provocaban estruendos y daños aterradores.

Aquello fue realmente un infierno. El pánico se generalizó entre los campesinos locales y los replegados, especialmente los que eran civiles, los que corrían desesperados de un lado a otro, en vez de buscar protección o perapeto entre las rocas y los troncos de los árboles en Piedra Quemada.

Algunas casitas campesinas volaban en mil o millones de pedazos, mientras a mi alrededor centenares de jóvenes, hombres y mujeres inexpertos, atrapados por el pánico, corrían sin cesar en busca de protección, lo que les acarreó la muerte en segundos. Los charneles de los morteros y las bombas de 500 libras los partían también a ellos en pedazos. Decenas cayeron muertos a mi lado o heridos mortalmente, lo que aproveché para hacerles fotos en los estertores de la muerte.

El bombardeo feroz duró casi tres horas continuas. Durante un breve "descanso" de los pilotos somocistas de la muerte, se pudo apreciar que la mortandad posiblemente llegaba a cien y más de un centenar de heridos.

Cuando cesó un poco el bombardeo como a las dos de la tarde, el grueso de los replegados (guerrilleros y civiles) siguieron por el camino viejo a Nindirí, por donde iban cargando a los heridos y parte de los muertos en el bombardeo.

El bombardeo se reinició un poco después de la tres de la tarde, y esta vez lo concentraron en los alrededores de Nindirí, la Carretera a Masaya y La Barranca, por donde ya se movían los Combatientes Populares y los replegados, tanto sanos como heridos.

Al llegar a Nindirí, cayó la combatiente popular Marta Lucía Corea, una muchacha jovencita de Bello Horizonte, quien tenía apenas 17 años. Un charnel de rockette, lanzado desde un push and pull por los aviadores somocistas, le partió la vida.

Ya puesto en Nindirí, se organizó nuevamente el Repliegue para que todo mundo diera una comidita ligera y a disponerse a seguir hacia la Ciudad de Masaya, la cual estaba ya tomada, mientras la pandilla de asesinos, jefeados por el general genocida Fermín Meneses Cantarero, había huido y estaba posesionada de la Fortaleza de El Coyotepe, ubicada al Este de Nindirí, y desde donde bombardeaban constantemente a los Barrios de Masaya.

Por los desfiladeros de la Laguna de Masaya

La columna central del Repliegue Táctico a Masaya fue reorganizada más cuidadosamente para caminar, esta vez, por los desfiladeros profundos de la Laguna de Masaya, en el lado Noreste, con la finalidad de sortear a la guardia genocida, que estaba acantonada y superarmada en La Barranca y El Coyotepe, donde tenían instalados lanzamorteros, ametralladoras 50 y abastecimiento técnico-militar para los guardias que estaban todavía en la Fábrica de Clavos-INCA.

Fueron los momentos más peligrosos desde el punto de vista de la movilización, en silencio total, despacito, arrastrándonos en los desfiladeros y piedras, tocando con las manos el sitio en que íbamos a poner los pies calzados o descalzos, en la oscuridad completa, para, finalmente, llegar a Masaya con un peso de cansancio profundo, multiplicado por el miedo a perder la vida, ante la posibilidad de recibir una ráfaga de metralla o los charneles de las bombas de 500 libras y de los rockettes lanzados desde aviones y desde las alturas de la Fortaleza de El Coyotepe, donde los asesinos y torturadores de la Guardia Nacional aún estaban posesionados de poder y fuego mortal.

Esta caminata lentísima y peligrosa comenzó a las siete de la noche. Entre esta hora y la una de la mañana, apenas caminamos unos dos kilómetros hasta San Carlos, adonde los replegados llegamos más o menos a las dos de la mañana.

Era el 29 de junio en la madrugada. Centenares de pobladores y combatientes de Masaya estaban esperando allí a los replegados, los cuales fueron recibidos con vítores, abrazos efusivos, acompañado todo esto con tibio y café calientes, tortillas tostaditas con cuajada y frijolitos fritos.

Estábamos en Territorio Libre de asesinos. Los replegados fuimos llevados por una calle tachonada de minas, debido a lo cual nos decían dónde debíamos poner los pies. Los sitios en que había bombas estaban marcados con unos puntos blancos.

El cansancio era acentuadísimo. Aquella masa de Combatientes y pobladores civiles de Managua fueron ubicados en el Colegio La Salle y en los Barrios San Miguel y Monimbó, donde durmieron sobre tablas, troncos gruesos y en el suelo hasta las seis de la mañana, hora en que fueron formados para organizar inmediatamente los asaltos o tomas de las ciudades de Granada, Jinotepe, Diriamba, Masatepe y la misma Ciudad de Las Flores (Masaya), cuyo lado Norte estaba ocupado por bandas de asesinos y torturadores de la Guardia Nacional y de la Oficina de Seguridad de Somoza, que era lo mismo que decir "dinastía", dictadura militar o tiranía genocida del somocismo.

Asimismo, una gran cantidad de estos Combatientes Populares de Managua llegaron a reforzar las filas combativas de Masaya, mientras la columna jefeada por el Comandante Carlos Núñez Téllez llegó hasta el mismo 29 en la tarde, debido a que tuvieron que hacer una gran vuelta por el lado Sur de la Laguna de

Masaya, como yendo hacia los Pueblos Blancos o Brujos o hacia Masatepe. Para evadir a la guardia genocida en El Coyotepe, habían tomado un camino al Este de Ticuantepe, que los condujo a salir por detrás del Cerro Ventarrón y de los cráteres del Volcán Masaya.

Colaboracion la VOZ DEL SANDINISMO quien lo tomo del Libro de Pablo Emilio Barreto.

Quiero rendir homenage a hermanos ya caidos y fallecidos en estos 31 años y que fueron comandantes de campo y los que en el terreno tactico dirigieron a las tropas.

Comandante Marcio, Sergio Gomez, Comandante Moises Cesar Augusto Silva, Comandante Carlos El Mancghado., Rolando Orozco y Otros que no recuerdo en estos momentos. Comandante Sauyl Alvarez.

Comandantes Tacticos Vivos;
Comandante Juan Grande, Willian Montalban, Comandante, Nacho, Ramon Cabrales, Comandante Harry Chavez Helio, Comandante Ulises Donald Ignacio Mendoza

lunes, 14 de junio de 2010

No Hay Nada Que Celebrar

FEDERICO MAYOR ZARAGOZA


Tan preparados están para la guerra y tan pingües beneficios proporciona que, cuando no hay enemigo, hay que inventarlo, porque la colosal maquinaria bélica no puede detenerse. Submarinos, portaaviones, acorazados, aviones con y sin piloto, tanques, obuses, cohetes de corto y de largo alcance, con ojivas nucleares y sin ellas…

Sin embargo, para defendernos de las catástrofes que asolan el mundo, nada. Si se tratara de fenómenos infrecuentes, podría explicarse. Pero son recurrentes. Y, como no forman parte de la defensa tradicional, las estructuras de seguridad –con una visión muy miope de lo que seguridad significa– no las han incluido en sus estrategias y carecen de los recursos personales y técnicos necesarios para prevenirlos o, al menos, reducir su impacto.

Inermes, a pesar de que las Naciones Unidas, durante el decenio de 1989-1999, estudiaron con detenimiento (recabando el concurso de los mejores especialistas) las medidas que deberían adoptarse antes e inmediatamente después de los sucesos. Tuve la oportunidad, como director general de la UNESCO en aquel momento, de poner en marcha las acciones a desarrollar con el entonces secretario general de las Naciones Unidas Javier Pérez de Cuéllar. Al término del periodo indicado, se publicaron las medidas más adecuadas –Gestión de las catástrofes naturales–, y la Asamblea General de las Naciones Unidas siguió periódicamente su actualización, particularmente a través de la UNESCO.

Pero, como sucedió con las recomendaciones para el desarrollo social y sostenible, las fórmulas aconsejadas por el sistema de Naciones Unidas fueron olímpicamente despreciadas por los grupos plutocráticos de los “globalizadores” (G-7, G-8…).

Las medidas a adoptar se establecieron sobre:

Desastres hidrometereológicos: ciclones, huracanes (como el huracán Katrina en Nueva Orleans, en agosto de 2005, y el ciclón Margis, que en mayo de 2008 tuvo un efecto devastador en Myanmar); inundaciones; sequía; tornados; temperaturas extremas; rayos…

Desastres geológicos: terremotos (agosto de 2007 en Pisco, Perú; mayo de 2008 en Sichuan, China; abril de 2009 en L’Aquila, Italia; 12 de enero de 2010 en Haití; febrero de 2010 en Chile; abril de 2010 en Qinghai, China). Volcanes (el
Eyjafjalla de Islandia, abril de 2010); tsunamis (océano Índico, diciembre de 2004); corrimientos de tierra; glaciares…

Desastres medioambientales y tecnológicos: incendios (agosto de 2007 en Grecia; verano de 2007 en Canarias; agosto de 2008 en Los Ángeles, EEUU…).

Los cuatro objetivos principales de la Estrategia internacional para la Reducción de Desastres (ISDR) son: incrementar la conciencia pública sobre el riesgo, vulnerabilidad y reducción de los desastres a escala global; favorecer el compromiso de las autoridades; provocar la participación interdisciplinar; y aumentar el conocimiento científico.

Una de las contribuciones recientes más importantes es el proyecto GAP (Guard, Anticipation and Prediction), de la Unión Europea sobre las amenazas a la “salud global”, que une a los desastres naturales los nucleares, grandes epidemias, catástrofes industriales y terrorismo.

Hoy, los efectos del cambio climático, el deshielo, los gases con efecto invernadero y, en particular, el anhídrido carbónico, pueden formar parte de los temas a abordar por un Consejo de Seguridad con un ámbito de competencia ampliado. Las cuestiones que requirieran fuerzas armadas se confiarían a los cascos azules y, siguiendo la propuesta de Nicole Guedj, debería favorecerse la constitución de los cascos rojos, como fuerza supranacional exclusivamente humanitaria para actuar, precisamente, frente a las catástrofes naturales o provocadas. En España se ha constituido en el años 2005 la UNE (Unidad Militar de Emergencia), que ya ha demostrado su capacidad de acción (incendios, etc.).

A la ineficacia e incapacidad de reacción demostrada en el socorro y rehabilitación en casos de terremotos, inundaciones, etc., se añade ahora la marea negra por el vertido de grandes cantidades de petróleo, debida a la imperdonable codicia de una empresa de extracción de petróleo a gran profundidad que no disponía de los recursos que pudieran garantizar las eventuales averías. Se pretende, indebidamente, que el presidente Obama asuma culpas que sólo corresponden a la petrolera británica. Un vertido de esta naturaleza no es un huracán.

A principios de la década de los noventa pusimos en marcha el GOOS (Sistema Global de Observatorios de los Océanos) para poder advertir con alguna anticipación los tsunamis y denunciar a los transportistas de petróleo que lavan en alta mar los fondos de los tanques en lugar de utilizar las instalaciones portuarias apropiadas.

¿Hasta cuándo seguirá la mayoría de la población mundial dejando, impasible, que las cosas sucedan como siempre? Creo que ya no será por mucho tiempo. Porque la nueva tecnología de la comunicación permite la progresiva participación de la gente, hoy espectadora, y empezará a formar la red global que, tanto a escala mundial como local, fortalecerá la democracia genuina, la transición desde una cultura de imposición, violencia y guerra a una cultura de diálogo, conciliación y paz. Desde una economía de mercado a una economía global sostenible. Desde una estrategia de seguridad exclusivamente territorial a la de una seguridad alimenticia, sanitaria, frente a las catástrofes.

Un nuevo concepto de seguridad es apremiante a escala mundial. La conciencia ciudadana, conmovida por las catástrofes, puede colaborar eficazmente para lograrlo.

Federico Mayor Zaragoza es presidente de la Fundación Cultura de Paz

Con la Colaboración de Ricardo Gayol Fundación Hijos del Maíz

miércoles, 9 de junio de 2010

Fundacion Hijos del Maiz, Colaboracion

Socialismo y Libertad - Frei Betto‏
De: Fundación Hijos del Maíz (europa@f-hijosdelmaiz.org)
Enviado: martes, 08 de junio de 2010 10:44:41 p.m.
Para: ricardogayol@f-hijosdelmaiz.org
Socialismo y Libertad
Frei Betto *

Adital -
El socialismo es estructuralmente más justo que el capitalismo. Sin embargo en sus experiencias reales no supo aunar la cuestión de la libertad individual y corporativa. Rodeado por naciones y presiones capitalistas, el socialismo soviético cometió el error de abandonar el proyecto originario de democracia proletaria, basado en los soviets, para perpetuar la herencia maldita de la estructura imperial zarista de Rusia, ahora eufemísticamente denominada "centralismo democrático".

En países como China se le niega a la nación la libertad concedida al capital. Allí el socialismo asumió el carácter esdrújulo de "capitalismo de Estado", con todos los agravantes, como la desigualdad social y los bolsones de miseria y pobreza, sobreexplotación del trabajo, etc.

No sorprende, pues, que el socialismo real haya caído en la Unión Soviética, después de 70 años de vigencia. El excesivo control estatal creó situaciones paradójicas, como el adelantamiento de los rusos en la conquista del espacio, mientras que no consiguieron ofrecer a la población bienes de consumo elementales de calidad, un mercado minorista eficiente y una pedagogía de formación de los llamados "hombre y mujer nuevos".

En ese escenario Cuba es una excepción. Se trata de una cuádruple isla: geográfica, política (el único país socialista de la historia de Occidente), económica (debido al bloqueo impuesto criminalmente por el gobierno de los EUA) y huérfana (con el fin de la Guerra Fría y la caída del muro de Berlín en 1989 perdió el apoyo de la extinta Unión Soviética).

El régimen cubano está adelantado en lo tocante a la justicia social. Prueba de ello es el hecho de ocupar el lugar número 51 en el Índice de Desarrollo Humano establecido por la ONU (Brasil ocupa el 75) y no presenta bolsones de miseria (aunque haya pobreza) ni tiene una casta de ricos y privilegiados. Si hay quien se lanza al mar con la esperanza de una vida mejor en los EUA ello se debe a las exigencias, nada atractivas, de vivir en un sistema de compartir. Vivir en Cuba es como vivir en un monasterio: la comunidad tiene precedencia sobre la individualidad. Se necesita gran dosis de altruismo.

En cuanto a la libertad individual, ella nunca fue negada a los ciudadanos, excepto cuando representó una amenaza a la seguridad de la Revolución o significó prácticas económicas sin el debido control estatal. Es innegable que el régimen cubano tuvo, a lo largo de cinco décadas (la Revolución cumplió 50 años el 1º de enero del 2009), sus fases de sectarismo, tributo a su aproximación a la Unión Soviética.

Pero nunca fueron prohibidas las denominaciones religiosas, ni cerrados los templos, ni perseguidos por razones de fe los sacerdotes y pastores. La visita del papa Juan Pablo II a la isla en 1998, y su positiva apreciación sobre las conquistas de la Revolución, especialmente en las áreas de salud y educación, lo comprueban.

Mientras tanto, el sistema cubano da señales de que podrá aunar mejor la cuestión de socialismo y libertad a través de mecanismos más democráticos de participación popular en el gobierno, la flexibilización del monopartidismo, mayor rotación en el poder, de modo que las críticas al régimen puedan llegar a las instancias superiores sin que sean confundidas con manifestaciones contrarrevolucionarias. Sobre todo en el área económica Cuba tendrá que repensar su modelo, facilitando a la población el acceso a la producción y consumo de bienes que abarcan desde el pan de la panadería de la esquina hasta las empresas mixtas con inversiones extranjeras.

En el socialismo no se trata de hablar de "libertad de" sino de "libertad para", de modo que ese derecho inalienable del ser humano no ceda ante los vicios capitalistas que permiten que la libertad de uno se amplíe en detrimento de la libertad de los otros. El principio "a cada uno según sus necesidades, de cada no según sus posibilidades" debe orientar la construcción de un futuro socialista en que el proyecto comunitario sea de hecho la condición de realización y de la felicidad personal y familiar. [Autor de "La mosca azul. Reflexiones sobre el poder", entre otros libros. <http://www.freibetto.org> - twitter:@freibetto
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Contacto - MHPAL - Agência Literária (mhpal@terra.com.br)
Traducción de J.L.Burguet].

* Escritor y asesor de movimentos sociais